jueves, 9 de junio de 2011

Capitulo 1. Slow Down


Camine por los oscuros pasillos, y recordé cuanto odiaba caminar por allí a esa hora, así que casi corrí a los lockers de las doctoras, donde me puse la ropa cómoda, que tenía limpia y doblada por si se presentaba el caso. Tomé mi bata y me la puse.

Volví con la misma rapidez y, parecía que ambos Beatles estaban listos para ir a piso, así que preparaban todo. Mathew me entrego los expedientes.

-          Son todos tuyos – dijo cuando subimos al primer piso, que era donde ellos descansarían. Y donde, supuse estaría cuidando su estado. Stephanie se me unió al poco rato.
-          ¿Y? ….Cuéntame  todo – dijo  impaciente, y le conté lo sucedido –
-          Marianne…- dijo ella – eres demasiado dura…les buscas siempre un defecto –
-          No es cierto – dije – pero, ni siquiera me gustó el tipo.- Ella me miró incrédula - ¡Lo intente!, ¿Si? – dije ya en voz alta – Además, ellos se estaban muriendo. – dije señalando a las dos habitaciones que estaban continuas. Stephanie decidió  no discutir más al respecto, y terminó el turno de la noche.

No se como se enteró el doctor Wilson de que llevaba más de 3 turnos seguidos, pero sospecho de alguien en particular, que…después se las verá conmigo. En fin, me mandaron a mi casa a dormir.

-          ¡Dormir es para débiles! – le dije a Stephanie que  me acompaño al vestidor.
-          Si no duermes, mueres Marianne – dijo ella rodando los ojos –
-          Dormi…-
-          Media hora en el comedor de empleados no cuenta, - dijo, y yo iba a replicar, pero me miró severamente – ve a dormir.
-          Bien, bien – dije molesta y salí rumbo a mi casa. – por favor, te encargo a los Beatles…-
-          No te preocupes – dijo ella, y entonces me fui.


Stephanie fue a revisar los resultados de su paciente, Richard Starkey, y revisaba las máquinas mientras el despertó confundido. Ella se giró para verlo, y el se quedo pasmado. Pero, gracias a la anestesia, se quedó dormido de nuevo.

Eran las 6 de la mañana, Brian Epstein y los demás Beatles,  (John Lennon, y George Harrison) todos con lentes de sol,  llegaron al hospital a verlos.

-          Esto les pasa por ir a cenar y no invitarnos – dijo John molesto, que esperaba sentado a que Brian hiciera todo el papeleo junto con George.
-          John, pudieron haber muerto…- dijo George
-          Parece que tienen suerte – dijo John de nuevo – me dijo una enfermera que una doctora que trabaja aquí estaba comiendo allí y por eso pudieron salvarlos.
-          Bien, podremos subir hasta las 10:00 – dijo Brian – no es horario de visitas. –
-          Bien…quiero ir a desayunar – dijo Lennon.
-          La cafetería del hospital está cerrada a esta hora – dijo George, quien había mirado el horario minutos antes -
-          Lennon, debemos quedarnos aquí. La gente puede armar un escándalo si te ven afuera – dijo Brian. -
-          Si, piensa en las fans locas – dijo George.
-          Bien…- dijo John sin ganas y se sentó en la silla –
-          Iré a ver si encuentro algo en las maquinas.  – dijo Brian – les traeré algo, pero no quiero que se muevan de aquí.
-          Si amor – dijo Lennon sonriendo y Brian, simplemente se fue molesto, Lennon, que tenía mucho sueño y no quería esperar a que Brian llegara, se bajo la capucha que traía, se recargo en la pared y durmió. George tomó una revista de viajes que estaba en la mesa, y comenzó a leer.


Por mi parte, yo llegué al departamento que compartía con mi mejor amiga, bueno…¿mejor amiga? No, mi hermana por elección, Anna Victoria Brown.
¿Qué puedo decir? Amo nuestro departamento, lleno de plantas, color, y…creatividad. Es cierto que a veces tengo que recoger con Anna todo el desorden que hace cuando sus “momentos de inspiración”, llegan. Era genial que ella fuera artista. Así la seriedad y orden de una, se complementa con la creatividad y chispa de la otra. Eran las 5 AM, seguro Anna estaría dormida, y no debía ni quería despertarla, así que fue directo a mi alcoba, me acosté en mi cama, y caí en la inconciencia.

Anna Brown se levantó con pereza de la cama. Eran las 8:00 y tenía que dar su clase en una hora y media. Agradecía a Dios el vivir cerca del hospital y el  haberse bañado la noche anterior, así que fue al baño, se lavó la cara, los dientes, se peino su cabello con un cintillo morado, y regreso a su alcoba. No encontró nada que ponerse en su closet, así que hizo una excursión a la habitación de su amiga Marianne, quien dormía profundamente. Sin hacer ruido, tomó un vestido  morado de tirantes, y con el corte circular.

Cuando estuvo lista, vio la cocina y decidió desayunar ese día en el hospital, quería llegar temprano, y además, no quería cocinar.

A las 8:30 de la mañana, Lennon abrió los ojos y se incorporó, poniéndose el gorro de nuevo en su lugar.

-          ¿Qué trajo Brian? – le dijo a George – quien jugaba con un encendedor –
-          Café y donas – dijo el
-          ¿Dónde están? – dijo John buscándolas alrededor
-          Bueno…- dijo George – estabas muy dormido y yo tenía hambre así que… -
-          ¡Me largo! – dijo John levantándose
-          Brian dijo…- dijo George mirándolo
-          Yo nunca le hago caso… - dijo John – además muero de hambre…-
-          Pero…- iba a decir George
-          ¡Yo no te conozco Harrison! – dijo John alejándose
-          ….ah bueno, - dijo George sacando un vaso térmico con tapa y una bolsa de debajo de su asiento – yo estaba a punto de decirle que era una broma…- dijo mientras abría la bolsa y sacaba el desayuno de John.

Llegó a la cafetería de visitantes, pero esta abría a las 9:00.

-          Pero tengo hambre, ¡ya!, ¡Quiero comer…! – pensó impaciente, y entonces vio a dos enfermeras que charlaban animadamente. Y captó una frase de todo lo que decían: “Vamos a desayunar al comedor”.

De manera, que…el comedor de empleados estaba abierto, que los doctores comieran era más importante a que John Lennon comiera…entonces, el se colaría en el comedor. Vio una bata y sonrió. Se la puso y la cerró. Tomó un par de plumas de el escritorio de una recepcionista, guardó su gorro,  se peino el cabello hacia atrás y cambió sus lentes obscuros por sus gafas. Después, caminando despreocupadamente, llego con la señorita que estaba en la puerta del comedor de empleados.

-          Buenos días – dijo el con una sonrisa coqueta –
-          Buenos días doctor – dijo animada la señorita –
-          ¿Qué tal su mañana? –
-          Perfecta – dijo sonriendo tontamente la chica, y dándose cuenta del gran parecido que tenía ese doctor con John Lennon, ¿Por qué no lo había visto antes? –
-          Eso pensé cuando venía hacia acá – dijo Lennon inclinando un poco su sonrisa –
-          ¿Ah si? – dijo ella –
-          Claro – dijo el, y se acercó un poco a la chica –
-          Nunca…¿nunca le han dicho que se parece mucho a John Lennon? – dijo ella sonrojándose –
-          ¿En serio…? – dijo el sorprendido y echándose atrás - ¿Uno de los Beat boys? –
-          Los Beatles – dijo ella sonriendo emocionada –
-          Si, ese era el nombre – dijo llevándose la mano a la cabeza - no…- continuó – nunca lo había pensado – La muchacha no cabía en si de felicidad.
-          ¿Y viene a desayunar, doctor? – dijo ella –
-          Si – dijo el –
-          Bueno, si me muestra su tarjeta….entonces…- dijo ella y entonces el bajó la mirada –
-          No…la llevo conmigo linda – dijo el – verás, es mi primer día...- ella sonrió cómplice y John estaba buscando mesa para sentarse unos minutos después.
-          Eres bueno Lennon…- dijo John y observo el comedor. Batas, batas, batas y…¡Una chica de morado comiendo sola! – Ella no debe ser aburrida – pensó mientras se dirigía a la mesa. Claro que, el no pediría permiso…el era John Lennon así que simplemente se sentó frente a ella.
-          Hola – dijo el, ella despegó la vista de su plato y lo miro –
-          Ahm… hola – dijo y volvió a su desayuno –
-          ¿Trabajas aquí? – dijo el –
-          Es el comedor para empleados, ¿no? – dijo ella con un tono de burla y siguió comiendo –
-          Bueno…- dijo el – es que tu… mira alrededor – y ella lo hizo.
-          Ah, si…esperas a alguien vestido de blanco, azul o verde, ¿no? –
-          Quiza…- dijo el sonriendo –
-          Soy voluntaria…-
-          ¿Qué haces? – dijo el
-          Doy clases de pintura a los niños que están en el hospital –
-          ¿Una pintora? – dijo el – interesante…-
-          Si tú lo dices…- dijo ella y sorbió café.
-          ¿No te conozco de algún lugar? – dijo el, intentando que ella lo mirara, y el efecto Beatle se activara.
-          No…no lo creo – dijo ella, que tomó pan y comenzó a comer.
-          ¿Segura? – dijo el exasperado y a punto de quitarse los lentes.
-          Si…no olvido un rostro –
-          ¿Haces retratos? -
-          Sip…- dijo ella que terminó y se levanto –
-          Eso tiene sentido, aunque…-
-          Provecho doctor…-
-          Winston – dijo el sonriendo – Winston…Adams. –
-          Bien doctor Adams, - dijo ella –  nos vemos –
-          ¿Y tu nombre? –
-          Anna – dijo ella desde la lejanía, el comenzó a reír y termino su desayuno.

Me levante a las 9:00 y corrí a la ducha. Como responsable de los dos Beatles, debía dar los informes a quien sea que fuera a preguntar, y la hora de visita era a las 10:00. No encontré mi vestido morado por ningún lado…Anna. Sonreí mientras pensaba en que seguro el vestido le quedaba muy bien, solo esperaba que no lo manchara de pintura. Me puse un pantalón negro y una blusa azul, unos zapatos negros, un saco negro y…estaba lista para irme rápido. No sin antes engullir cereal con leche.

Llegué al hospital, cheque mi tarjeta y después corrí a los benditos lockers y después al primer piso, 15 minutos antes de la hora de visita. Stephanie sonreía en el pasillo.

-          Vienes temprano – dijo ella –
-          15 minutos…- dije
-          Eso es temprano para ti…- dijo ella sonriendo –
-          No es cierto – dije mirando al pasillo en busca de Matt o el doctor Wilson.
-          Perezosa…- dijo sonriendo –
-          Hey…¡me levante! – dije mirandola y ella comenzó a reir.
-          Sólo te molesto – dijo ella – tranquila –
-          Vale…- dije tomando el expediente de la habitación de…Richard Starkey. - ¿Este es el de los ojos azules? – dije leyendo –
-          Si…- dijo ella –
-          Bien…Richard, Richard – repetí en mi cabeza para aprenderlo, y me dirigí a la otra puerta.
-          Paul McCartney…- leí en voz alta – bien, ese nombre es facil y pegadizo. –
-          Eso le dije cuando se quería poner otro artístico – dijo una voz masculina detrás de mi. Me gire y vi a un hombre sonriente de traje. Y detrás de el a los otros dos melenudos Beatles. - ¿doctora Watson? –
-          Louise Marianne Watson – dije dándole la mano…¿Por qué tuve que dar mi nombre completo? Malditos nervios…
-          Yo soy Brian Epstein, - dijo – el manager de los Beatles, quiero agradecerle el que ayer…- 
-          Si, gracias – dijo el Beatle de cabello claro detrás de Epstein, mientras su compañero, (el guitarrista… creo) asintió.
-          No es nada  – dije sonriendo – me alegra el haber estado allí. –
-          Y a ellos también les alegrará – dijo de nuevo el de cabello claro.
-          ¿Cree que podamos entrar? – dijo el que, supongo es el guitarrista.
-          Claro – dije y entonces, los dos entraron en la habitación de McCartney y me quedé con el señor Epstein.
-          Me voy Marianne – dijo Stephanie quien, terminaba su turno – vendré en unas horas –
-          Claro Steph – dije y ella se fue.
-          ¿Cuándo podrían salir de alta doctora? – dijo el preocupado - ¿Cuál es su estado? –
-          Están fuera de peligro, y ambos se regularizaron. Hoy los doy de alta – dije sonriendo – pero el señor McCartney debe revisar de que tamaño corta la comida –
-          Se lo diré – dijo Brian
-          Y el señor Starkey, debe especificar a que es alérgico cada vez que llegue a un restaurante, porque si la comida tiene alguna especie, no vendrá en el menú.
-          Claro doctora – dijo el –
-          Estarán de alta a las 12:00 – dije – pero debemos revisarlos una ultima vez -
-          Perfecto – dijo – con permiso doctora –
-          Propio – dije mientras el entraba en la habitación de McCartney.

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ta da! Lo prometido es deuda.....¡Nuevos personajes! XD....
 Am....¿Que pasara con el "Doctor Adam" alias : John? 
¿Que paso con Ringo?
¿Paul esta bien? TT_TT
jajaja....¿Dejare de escribir preguntas tontas algun dia? jajajja XD!!!! no lo se....!!! jajaja
Ok, no....las quiero, y siento mucho desaparecer.....pero prometo seguir actualizando!! un beso...y ... eso seria todo...jajaj XD

viernes, 3 de junio de 2011

Piloto



Apenas eran las 8:30, el elegante restaurante estaba abarrotado de personas, y los meseros iban y venían rápidamente. Yo por mi parte, jugaba con mi copa, mientras Jacob, o más bien “Jacob primera cita”, como le llamaremos hablaba de política, en un casi monólogo. Miré mi plato, en la comida que se había molestado en ordenar por mí. Una ensalada…

Hay algo que nuestro amigo Jacob primera cita, debería de saber. Hay ciertos temas que es mejor evitar en primeras citas: política, fútbol y religión. Bueno, el tocó el segundo primero, otro fan del Arsenal…y después la política, genial. Parecía que nuestro amigo Jacob primera cita quería lucirse y darme un discurso, bueno, yo preferiría que me preguntaran acerca de mi, que mostrara interés. Y, ¿ordenar por mí? No hay nada más incomodo que comer una ensalada y ver como el disfruta su corte de carne.

Quité mi vista de mi ensalada y lo miré. Un chico guapo: Su cabello lacio castaño caía sobre su frente, tenía unos ojos manzanos, y su cara era larga. Abogado. Stephanie había dicho que es un buen chico. Suspiré. Intenté que Jacob primera cita, me atrajera un poco más, quizá con un poco de esfuerzo podría convertirse en Jacob segunda cita. Así que pase mi mano por mi cabello y lo acomode para intentar llamar su atención hacia otra cosa.

Mi movimiento funcionó y recuperé la atención de Jacob.

-          Debo estarte aburriendo – dijo el disculpándose –
-          No, no te preocupes – dije sonriendo –
-          ¿Te gusta la música? – dijo el, tomando un poco de vino.

Vaya, un tema interesante.

-          Bastante – dije yo sonriendo y llevando lechuga a mi boca.
-          ¿Cómo…- dijo el especulando y buscando en su cabeza un compositor, grupo, cantante, género o lo que sea que estuviera pensando –…The Beatles? –

No supe si reir, o llorar. “Jacob primera cita” me veía como una de esas chicas que correría detrás de ellos llorando, riendo o gritando histéricamente. Negué de nuevo internamente. No podía juzgarlo tan mal.

-          Pues, los he escuchado – dije – creo que son buenos. –
-          Si, a todas las chicas les gustan mucho. – dijo el con una sonrisa. Bien, el sí pensaba que yo lo haría.

Decidí dirigir mi vista hacia otro lado del restaurante para no mirarlo asesinamente. Me advirtieron que incomodo demasiado a la gente así que “no debo hacerlo”. Cuando el colmo estaba frente a mí. El que tiene cara de niño de los Beatles, ya saben con el cabello negro, y los ojos bonitos,  estaba sentado a unas mesas, comiendo un corte de carne como el de Jacob. Y frente a él estaba el que supuse sería otro miembro de la banda.

Observe como cortaba un gran pedazo de carne, y lo tomaba con el tenedor. Y después volví la vista a nuestra mesa.

-          Por comer así…se puede ahogar – pensé en voz alta –
-          ¿Qué? – dijo Jacob
-          Que si no corta los trozos más pequeños se…- comencé pero, escuche un ruido fuerte, justo donde estaba mirando hacía un rato.

El chico de la cara de niño se estaba ahogando.

-          ¡Un doctor! – gritó el mesero –
-          ¡Me llaman! – dije levantándome a la vez preocupada, y a la vez aliviada de deshacerme de la “encantadora cita”.
-          ¿Es doctor? – preguntó el gerente, que había aparecido.
-          Si, - dije y entonces me dirigí detrás de la silla de donde estaba el Beatle y realicé la maniobra de Heimlich. El trozo de carne salió volando por los aires y aterrizó en una copa de vino. Todos aplaudieron, pero al poner una cuchara debajo de su nariz, me di cuenta de que no respiraba. Ya que esta no se empañaba.
-          No respira…- dije en voz baja y todos se quedaron inmóviles.
-          ¡Acuéstenlo! – grite, y dos meseros lo acostaron. Intente darle RCP (Resucitación Cardio Pulmonar), pero no funcionaba.
-          -¡Necesito Alcohol y un cuchillo! – ellos inmediatamente me dieron lo que pedí. Primero le eché alcohol de la botella que me dieron para anestesiar, y después hice un hoyo justo en medio de los pulmones. Después tape el hoyo con la tapa de la botella, y entonces el chico comenzó a respirar. Suspiré de alivio. Hasta que miré al compañero. El chico de los ojos azules comenzó a hincharse.
-          Curry…- dijo y suspiré. La suerte fue que la ambulancia llegó a tiempo. Ya que alguien del restaurante la había llamado. Me sentía extraña. Yo con mi vestido elegante y mis tacones corría al lado de los paramédicos explicándoles todo. Debían llevar inmediatamente al chico de los ojos azules al hospital, ya que los efectos avanzaban. Aunque el otro también necesitaba revisión. Me despedí con la mano y pidiendo disculpas, de “Jacob Primera Cita”,  que se había quedado observando todo, y me subí a la ambulancia, ya que como era doctora responsable, debía quedarme.

El Beatle con cara de niño, se dormía en el camino, y el otro se deshinchaba gracias al medicamento que le habíamos  inyectado. La ambulancia se movía rápidamente por las transitadas calles de Londres, y pronto llegamos al Hospital más cercano, que curiosamente es donde trabajo.

“El Primer Hospital de Londres” o el “London’s First Hospital”. ¡Que originalidad!  Pero, lo he pensado, si eres el único hospital en Londres, no necesitas inventar un nombre ¿o si?, ahora pasados los años…¿Para qué cambiar el nombre si puedes alardear que eres el primer Hospital y sigues siendo el mejor? Si…pienso en cosas raras.

Pasamos por las puertas dobles de emergencias caminando rápido al lado de las dos camillas. Cuando entró pavoneándose mi dolor de cabeza. El doctor Devon Bradley. Su cabello rubio, lacio y llegándole a la mejilla, sus ojos azules, su barba no rasurada en un par de días, y un bigote. No se como lo lograba, pero su bata siempre se veía genial. El típico galán de hospital que se aprovecha de las internas que van soltando risitas detrás de él.
-          Vaya Watson – dijo el sonriendo socarronamente – si acababa de terminar su turno…-
-          Sí…- dije un poco molesta mientras buscaba con la mirada a una persona cuando llegamos a la sala para conectarlos a los aparatos, examinarlos, y de más. - ¡Stephanie! – dije acercándome hacia quien buscaba, quien leía un aparato.

La chica que se giro a verme, tenía unas lindas y finas facciones, su cabello corto y negro, y una sonrisa deslumbrante, además de unos grandes ojos negros. Ojos que me sacaban unas de mis ahora poco frecuentes sonrisas sinceras. Stephanie Jones, mi compañera desde primer semestre de la facultad, que después de tantos desvelos se había graduado conmigo, y entramos de internas en el mismo hospital.

-          ¡Marianne! – dijo ella - ¿Pero que haces aquí? Deberías estar con…- dijo ella
-          Luego te explico…- dije rápidamente –  dime, ¿Quién esta a cargo? –
-          El doctor Bradley…- dijo ella con una mueca.
-          Genial – pensé – lo que faltaba. – a darle cuentas al…-
-          ¿Qué fue lo que paso Watson? – dijo el como si leyera mi mente acercándose al lado de nosotras.
-          Ahogo e intoxicación – dije mirando a la pared, y después le explique el procedimiento que seguí mientras el anotaba. Después, el le dijo a todos los médicos lo que debían hacer para atender a los dos Beatles y todos lo hicieron inmediatamente. Yo seguía mirando hacia la pared. Cuando escuche la voz del doctor Bradley detrás de mí y se me erizaron los bellos de la nuca.
-          Doctora Watson…no lleva su bata, y…las reglas del hospital indican que … -
-          Bradley, ella acaba de llegar aquí – dijo detrás de el otra voz masculina, y ambos nos giramos a ver al dueño de la voz. Mathew Callahan, mi doctor favorito en todo el hospital. Tenia el cabello castaño oscuro cortado muy pequeño, sus ojos verdes, y al igual que Devon Bradley, tenía una barba que no había rasurado en un par de días, quizá ya por los turnos que llevaba. Era muy guapo, pero era todo lo contrario al doctor Bradley, no llevaba toda esa galantería, ni se pavoneaba por el hospital como el inventor de la cura contra el cáncer.
-          Y   por lo que veo, ella ha estado explicando lo que pasó, ¿no? El primer deber como médicos es hacer las cosas para ayudar, y hacerlas en el momento.
-          Claro Callahan – dijo Bradley sonriendo – sólo iba a decirle que fuera a su casa, ahora yo me encargaré de los…-
-          El doctor Wilson acaba de nombrarla encargada – dijo Mathew sonriendo – dada su brillante actuación – En ese momento tuve el impulso de abrazar a Mathew, pero simplemente sonreí. Mathew y Devon tenían la misma posición y tiempo en el hospital. Así que tenían la misma “jerarquía”. – Los llevarán a piso en cuanto se estabilicen – dijo Mathew y Bradley asintió.
-          Yo me retiro, tengo asuntos que atender – dijo Bradley, y cuando estuvo a unos pasos de nosotros, solté una risa nerviosa.
-          Gracias Matt – dije
-          No tienes por que – dijo el – es más, debo felicitarte. –
-          ¡Marianne al rescate! – dijo Stephanie que había llegado al lado de nosotros, y que seguro se había enterado de todo lo ocurrido. - ¡Ahora eres mi heroína! –
-          ¡Oh, Stephie! – dije poniendo las manos en mi cara – basta –
Mathew comenzó a reir y Stephanie sonrió.
-          Iré a cambiarme para el turno...- dije y ambos asintieron.
-          ¡Quince minutos Watson! – dijo Mathew y hice un saludo con la mano mientras me alejaba, y después atravesé la puerta.
-          No cambias Mattie – dijo sonriendo y negando Stephanie, y fue a ver como iba el Beatle de los ojos azules.